El pasado miércoles, 14 de noviembre, su vida dio un giro inesperado, un giro brutal producido por una agresión, una agresión de la que no conocemos el autor pero sí su profesión. El 14 N, poco antes de las nueve de la noche, cuando Ester volvía a casa con unos amigos tras participar en una manifestación legal convocada con motivo de la huelga general, un proyectil lanzado por un miembro de los Mossos d' Esquadra impactó en su cara produciéndole una grave lesión que le provocó la pérdida del ojo izquierdo y la rotura de varios huesos tanto de la orbita del ojo, pómulo como de la mandíbula, además de otras afectaciones en la nariz y la boca.
Ester pasó por el quirófano de urgencias y debe volver a ser operada de sus lesiones, no sabemos cuando ni cuantas veces, está por determinar. No hay una fecha para volver a la normalidad, porque nada volverá a ser lo mismo. Su estado natural y su mirada se han vistos afectados, así como su entorno social y familiar.
No es la primera víctima de estos proyectiles, en los últimos años son muchas las personas que se han encontrado en la misma situación en nuestro país. Las pelotas y otros proyectiles similares no discriminan, no discriminan por edad, como tampoco lo hacen por sexo ni por filiación política, las pelotas de goma nos pueden afectar a todos. Las pelotas son un arma peligrosa, mortal como se demostró recientemente en las calles de Bilbao, que aumentan su peligrosidad cuando son disparadas ilegalmente apuntando a las personas.
Las amigas y amigos de Ester, convencidos de la inmoralidad de su utilización en una sociedad democrática y conscientes de que hay al alcance de los gobernantes otros medios de disuasión, nos posicionamos con las asociaciones ciudadanas que piden su prohibición.
Al mismo tiempo, sintiéndonos despreciados por las palabras del Consejero de Interior, quien ante la realidad constatable de los hechos, declaró que ese miércoles no habían utilizado estos proyectiles, nos sumamos a la demanda social, que es ya un grito , que exige su dimisión ante la represión desmedida y continua que está ofreciendo como respuesta a cualquier protesta social o cívica.
Una sociedad a la que sus ciudadanos tengan miedo a manifestarse no puede ser nunca una sociedad libre.
Ànims Ester!